Un estudio desarrollado por la Universidad de Binghamton (EE.UU) ha asegurado que un comportamiento negativo basado en el abuso de determinadas sustancias o la elevada ingesta de alcohol puede causar en los estudiantes problemas académicos además de trastornos del sueño, angustia mental, estrés o ansiedad.
La muestra de esta investigación ha estado formada por 558 estudiantes universitarios que de forma anónima han completado una encuesta sobre rendimiento académico, somnolencia diurna, consumo de sustancias y angustia mental. Aquellos casos en los que los estudiantes presentaban un malestar mental bajo se asociaron a los esfuerzos académicos y la somnolencia diurna. Sin embargo, los casos de angustia mental severa se relacionaron con el consumo excesivo de alcohol.
[quote position=»left»] Es importante que los jóvenes conozcan que un mal comportamiento de los fármacos, el alcohol o las drogas pueden conllevar un efecto dominó, afectando al desarrollo del cerebro, a la dieta o al sueño[/quote]
«Los comportamientos positivos como abstenerse del consumo de determinadas sustancias y la responsabilidad hacia el trabajo y la familia, se relacionan con la mejora del cerebro, que influye en el estado de ánimo y en el desarrollo de la corteza prefrontal del mismo», ha explicado Lina Begdache, profesora de salud y bienestar en la Universidad de Binghamton (EE.UU), quien ha destacado que una correcta educación puede reducir el riesgo de angustia mental y ansiedad.
A través de los datos obtenidos de este estudio, se han identificado comportamiento cíclicos asociados al abuso de sustancias. Asimismo, estos resultados han puesto de relieve que los factores de estilo de vida de los estudiantes contribuyen a su salud mental, dando lugar a eventos cíclicos que pueden afectar negativamente a su rendimiento académico.
En este sentido, la docente ha explicado que es importante que los jóvenes conozcan que un mal comportamiento de los fármacos, el alcohol o las drogas pueden conllevar un efecto dominó, afectando al desarrollo del cerebro, a la dieta o al sueño. Asimismo, estos hábitos implican un aumento de la impulsividad, reduce el control emocional y las funciones cognitivas y aumenta la angustia mental produciendo ansiedad y estrés.
[quote position=»right»]Estos hábitos implican un aumento de la impulsividad, reduce el control emocional y las funciones cognitivas y aumenta la angustia mental produciendo ansiedad y estrés.[/quote]
Al mismo tiempo, estas prácticas y sus efectos produce que los individuos se apoyen en el consumo de drogas y alcohol, creando un círculo vicioso. Sin embargo, Begdache y el equipo de investigadores que han participado en el estudio han señalado que también existe un círculo virtuoso en aquellos jóvenes que llevan un estilo de vida saludable, lo que conlleva a que eviten tomar estas sustancias.
«Estos ciclos viciosos o virtuosos tienen un efecto de larga duración en la función cerebral, por lo que es crucial que los adultos jóvenes sean conscientes del daño potencial o beneficios de sus propias acciones«, ha explicado la experta.
Por último, los investigadores han puesto de relieve que el próximo paso será evaluar la manera en la que el alcohol influye en hombres y mujeres, ya que «la morfología del cerebro y la conectividad en hombres y mujeres es diferente, al igual que el metabolismo del alcohol«.
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