Casi 1 de cada 10 españoles padece algún tipo trastorno alimentario, la enfermedad mental con mayor mortalidad debido a las complicaciones físicas que provoca y por suicidio. La mayoría son chicas y tienen entre 12 y 24 años, pero cada vez hay personas más mayores, y cada vez más chicos, un total de 400.000 personas en España que sufren cada día los avatares de la insatisfacción con su propio cuerpo.
[quote position=»left»] La mayoría son chicas y tienen entre 12 y 24 años, pero cada vez hay personas más mayores, y cada vez más chicos, un total de 400.000 personas en España [/quote]
El 70% de las adolescentes no se siente a gusto con su cuerpo, 6 de cada diez creen que serían más felices si estuvieran más delgadas y alrededor del 30% revela conductas patológicas. Un escenario inmejorable para el cultivo de las dos famosas enfermedades que comportan un alto índice de mortalidad: la anorexia y la bulimia, las enfermedades crónicas más frecuentes entre adolescentes según los datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
En paralelo, un trastorno menos conocido, pero que preocupa cada vez más a los profesionales, es el del atracón. Apenas se habla de él, es menos llamativo y suele cursar en personas con algo de sobrepeso, o incluso con obesidad que protagonizan episodios breves de ingesta compulsiva de manera recurrente, no por hambre, sino por insatisfacción emocional. Es parecido a la bulimia nerviosa, en la que también se dan los atracones, pero a diferencia de esta, no se intenta compensar (a través de vómito inducido, el consumo de laxantes, ayunos o ejercicios físicos). Las personas que lo padecen suelen consumir cantidades ingentes de comida de manera descontrolada, con la sensación de no poder parar de comer y no poder decidir el tipo o la cantidad de lo que se ingiere. La duración de los atracones pueden llegar a las dos horas y se dan por lo menos una vez a la semana. Esta patología cursa a menudo con episodios depresivos.
Un problema que se manifiesta en personas jóvenes (23-25 años) y con un porcentaje mayor en varones que el de la anorexia o la bulimia. Aunque no existen datos ni estudios sobre la prevalencia de este trastorno en España, se estima queson hombres entre el 20-30% de las personas que lo padecen.
[quote position=»right»]El trastorno más común de la conducta alimentaria es el no especificado, es decir, cuando existe un problema pero no se cumplen punto por punto las características de ninguno en concreto.[/quote]
Yo intento hacer hincapié en este trastorno menos conocido, quizás el más infravalorado, ya que mucha gente no lo identifica como un trastorno del comportamiento alimentario al ser frecuente en personas que no padecen infrapeso.
En realidad el trastorno más común de la conducta alimentaria es el no especificado, es decir, cuando existe un problema pero no se cumplen punto por punto las características de ninguno en concreto.
Podríamos decir que es un mismo problema con distintas manifestaciones, “los investigadores nos estamos dando cuenta de que no son trastornos aislados, sino que existe una misma base que tiene que ver con la insatisfacción corporal, la autoestima, la ansiedad, la depresión…, pero que se manifiesta de maneras diferentes”.
Los riesgos aumentan al combinarse distintas variables: genéticas, biológicas, psicológicas y socioculturales; es decir, un carácter autoexigente, una familia desestructurada, problemas de acoso escolar, abusos, o ser más sensible a la presión social que exige delgadez, pueden ser desencadenantes de estos trastornos. Se trata de causas multifactoriales por lo que su prevención es compleja.
“El movimiento feminista está ayudando haciendo ver que una mujer no tiene valía por su cuerpo”, nos cuenta el psicólogo. “Nosotros constantemente recordamos que todas esas fotos están retocadas, pero ahora el problema se agrava en las redes, porque ahí parece que la gente es “gente normal”, como tú y como yo, pero por detrás hay mucho trabajo de retoque, de marketing… son también profesionales, y eso hay que explicárselo«, apunta.
Otro factor que destaca Solano es el de las cifras en aumento de obesidad infantil como un factor de riesgo más para el desarrollo de estos trastornos, cuenta que más del 50% de los niños con problemas de sobrepeso y obesidad entrevistados en centros de salud tienen problemas de ansiedad, problemas emocionales y episodios de pérdida de control que se están pasando por alto. Estos niños pueden empezar tranquilamente con una anorexia en 6/ 7 años, por ejemplo un niña que tiene problemas en el patio y come rápido el bocadillo para que nadie le vea, o que llega a su casa después de cole, una casa en la que hay problemas y comer es para ella una manera de desconectar. Con el tiempo se pone unas normas rígidas para bajar de peso y comienzan a desencadenarse los problemas.
La dieta restrictiva puede preceder episodios de alimentación compulsiva. Un estudio realizado por el Departamento de Psicología y Neurociencia Conductual de la Universidad de Alabama, difundido por la Universidad Internacional de Valencia (VIU) explica cómo tras someter a un grupo de ratones a situaciones de restricción alimenticia, se puede concluir que la restricción calórica y el estrés interactúan de una manera única para promover atracones.
Es un círculo vicioso, la persona no se encuentra a gusto con su peso, hace dieta, aumenta la ansiedad y comienza un periodo de episodios de descontrol. Puede que además recurra de nuevo a la dieta, dado que siente culpa y quiere perder peso, un escenario que puede durar años.
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